Las sucesivas autorizaciones de construcción de nuevas mezquitas financiadas por Emiratos Árabes sienta un mal precedente, que vendría a sumarse a la los despropósitos que han dado lugar a la construcción de mezquitas en las comunidades autónomas de Madrid, Andalucía, Cataluña, Ceuta y Melilla, que hasta la fecha infringen gravemente este principio de reciprocidad.

 

Leal declaró que “la contrucción de mezquitas se hace siempre contra la voluntad de los vecinos, inquietos ante la masiva presencia del conflictivo colectivo musulmán en sus barrios”.

 

Para Leal existen dos fuentes de problemas fundamentales con estas comunidades;  “El primero es el modelo social del Islam. Para los creyentes el Corán es una trascripción de las palabras exactas reveladas por Dios. No es un libro para meditar, sino para recitar. Dicta fórmulas de conducta muy concretas en lo económico, lo político y lo legislativo, que traspasan los límites de lo religioso y se instalan de lleno en el ámbito civil. Es en este terreno donde entra en conflicto con los derechos de los vecinos”.

 

“Donde la práctica islámica encuentra su aplicación, dos grupos son sistemáticamente hostigados; las mujeres y los no-musulmanes. Este comportamiento cobra mayor o menor desarrollo en función del vigor de la comunidad musulmana de referencia. Más tibio en un principio y tremendamente exigente cuando la comunidad cobra fuerza”.

 

El segundo problema añadido es el de la seguridad ciudadana, “debido a la alta delictividad común y conflictividad de algunos de los individuos que habitualmente forman estos colectivos”.

 

A las preocupaciones de los vecinos se añade la de una gran parte de la ciudadanía, inquieta ante las demandas territoriales que el mundo musulmán abriga respecto a nuestro país y en especial respecto a Andalucía, dado que consideran que lo que algún día fue musulmán debe volver a ser musulmán.

 

Todo ello hace que la concesión de licencias atente al sentido común.